Kill Gil: Impresiones sobre el show secreto de Charly García en Manhattan (Partes 1 y 2)
Fotos gentileza de Cristobal Garcia, amigo C.
I
Hace tres semanas estaba revisando la historia de Sui Generis en "YoTUVE" y me encontré con una entrevista donde el periodista le preguntaba a Charly por la diferencia entre el Charly de Sui Generis y el 'nuevo' Charly, el solista. La respuesta de Charly fue simple, oscura y clara a la vez:"Bueno…ahora sé más acordes, ahora sé menos acordes…" Me quedé pensando en sus palabras e intenté elaborar una interpretación para mi propia tranquilidad. Creo que lo logré y en el esfuerzo 'revisité' esa manera de ver la existencia el mundo como si éste estuviera lleno de contradicciones que expresan tensiones esenciales y verdaderas. Más que contradicciones son paradojas. Charly estaba nuevamente en mi mente. Él mismo es una contradicción viviente; más bien una paradoja.
II
El sábado antepasado mi amigo C me cuenta que por bendita casualidad se había topado la noche anterior con Charly García en un restaurante argentino del East Village de New York. Amigo C trató de avisarme, pero para cuando vi su mensaje de texto al día siguiente ya era muy tarde. Charly había estado de buen humor y se había dado el tiempo para hablar con el pequeño grupo de personas reunidas alrededor de su luz. Mostró personalmente (con audífonos) algunas de las canciones de su nuevo disco y luego agarró una guitarra y cantó canciones de los 'Fab Four'. Me lo perdí. Mi amigo C se había encontrado con la aguja del pajar (una aguja de oro) y yo me la había perdido. Bajón. Pero bien, suponiendo que yo hubiera estado esa noche en el lugar de los hechos:
?Qué le hubiera dicho yo a Charly?, ?Qué le hubiera preguntado? Me imaginaba dirigiéndole la palabra y contándole mi modesta interpretación a su respuesta de hace 30 años. Eso nunca ocurrió. A lo mejor ni el mismo hubiera sido capaz de recordar esas frases dichas al pasar 30 años atrás. O a lo mejor sí.
III
El martes siguiente a ese sábado recibo una llamada corta de C informándome sobre un show secreto de Charly por la noche en un lugar pequeño del East Village. Hora de encuentro, 11:30 de la noche. Ver a Charly significaba 3 horas de descanso antes de la pega al día siguiente, pero ver a Charly también significaba ver a Charly. Puse las cosas en la balanza y partí a Maniatan con algo de sueño y algo de excitación.
Hace algunas semanas había comprendido que lo entretenido de los así llamados "show secretos" es la alta probabilidad de que no sucedan, y con maestro Charly esa probabilidad crece exponencialmente. Así entonces:
11:30: "Charly aun está en el hotel…"
12:00:"Charly ya viene…"
12:20: Estoy apunto de volverme a casa, ya no pasó, ya no vi a Charly…
IV
12:30: Escucho al dueño del local argentino-coreano hablar por celular con alguien…"Que ya vienen en camino???"
12:31: Un taxi pituco se estaciona frente a la semi quieta calle 6 East. El grupo de 60 seguidores se llena de esperanza y se acerca al carro, soñando que a lo mejor Charly pueda descender…. Un par de segundos de mega expectación y allí está: Charly García, el padre del rock latino, se baja del taxi y avanza a la puerta del local como una visión. Es un vampiro. Tiene 55 (corrijo) años pero se ve como de 220. Está vivo, pero sólo de noche. Sonríe, es alto y dinámico. Muy flaco. Ídolo de pobres y ricos, inspiración para los hispanos hablantes del mundo. Parece que después de todo sí tendríamos nuestro show secreto. Estábamos tan cerca, pero aun tendríamos que esperar un poco más. Los responsables del local ubican a Charly en una pieza VIP en el subterráneo, cerca del escenario improvisado. La mini muchedumbre se agolpa junto al cuarto, las puertas japonesas no cierran completamente. Charly se toma un trago junto a sus amigos neoyorkinos mientras el resto de nosotros lo mira. Debe ser raro estarse tomando un copete y pensar que todos tus movimientos están siendo seguidos por una manga de desconocidos. Pero Charly parece no perturbarse. Ha pasado por esto mil veces. Por otra parte, sus fans no son desconocidos, son sus fans. Charly nació tocado por la varita mágica y ya parece acostumbrado a este tipo de adoraciones silenciosas y extrañas. Está más allá de "la vuelta", ya estuvo de vuelta y volvió a partir. Esta es como la tercera vez que Charly "viene de vuelta". Pasajero en transito perpetuo? Él ya dijo que no iba a parar, así que hay que dejarlo que siga.
V
A Charly se le antoja un ceviche y el dueño del local lo proporciona. Son las 1:30 de la mañana. Salgo a la calle a hacer hora. A lo mejor Charly cambió de humor y ya no quiere tocar. Tiene hambre, quiere comer, no quiere tocar. Pero al menos lo vi. La visión del vampiro ya me es suficiente. La pigmentación de su piel me sorprendió. Su bigote bi-color da cuenta un poco de lo peculiar de su piel. Estoy en la calle, apunto de irme a casa cuando escucho los primeros acordes desde la calle. Corro para adentro, bajo las escaleras, trato de ver. Allí está.
Lo acompaña su guitarra, su teclado y su grabadora digital. Charly dice algo, no entiendo bien, al parecer dice el nombre de su nuevo disco, pero no lo entiendo, lo que si entiendo es que esta noche Charly presentará canciones de su nuevo disco. Nada viejo, todo nuevo, o casi todo. Bacán. Quiere presentar su nuevo disco, se muere por presentar su nuevo disco. Alcanzo a verlo por fin. Está cerca, increíblemente cerca. Ahora veo su polera negra escrita con tape rojo: "Kill Gil". Es el nombre de su próximo disco. (La polera escrita con tape nunca falla.). Leo en la blogósfera que "Kill Gil" vendría a ser un poco la forma de eliminar giles por un lenguaje que no conocen: la música, el sonido. Que se mueran los fomes, los tontos, los giles. Misticismo bruto.
VI
El título "Kill Gil" está basado en "Kill Bill", el título de la película de Tarantino. Hay humor en ese gesto; citar otros títulos, otros autores. El título también me hizo recordar otros tiempos y otros títulos. En el 2002, cuando yo ya estaba viviendo en Nueva York, con Joe Villablanca y C.T.R lanzamos un CD casero en Santiago (el último CD del grupo Maestro hasta la fecha) de colaboraciones a distancia. Su título: "Kill the mall". Su fuente: "Kill'em all" de Metallica. Títulos y citas parecidas y la palabra (el verbo) "Kill" en medio de todo. Matar es algo fuerte. Es difícil pensar en la acción de matar en un sentido positivo, salvo cuando lo que se mata es maligno. Una mosca es maligna? Puede llegar a ser.
VII
Vuelvo a Charly. Está sentado, toca la guitarra y maneja su grabadora digital donde lanza las pistas de acompañamiento. La gente se agolpa junto a la mesa de restorán que las hace de pedestal de teclado. Estamos todos encima. El principio es un poco caótico y habrá de seguir así por algún tiempo. Un par de tipos se sacan fotos justo delante de Charly como si éste fuera la Mona Lisa. (Para ellos ocurre ese efecto de 'cámara fotográfica' donde el testimonio cuenta más que la experiencia). Otra chica está más conectada con la seriedad del momento y no para de llorar. Otra no para de lanzarle besos a Charly, pero en cámara lenta. Mientras tanto Charly está en lo suyo. No importa nada excepto cantar las nuevas canciones, y un par de antiguas. Me fijo en la manera en que toca la guitarra. Magistral. Siempre pensé que Charly era un guitarrista de excepción, ahora podía verlo de cerca. Me gusta más en la guitarra que en el piano. A veces en el piano, por deformación profesional, Charly tiende a volverse "clásico". En la guitarra también es un virtuoso, pero la guitarra es más roquera que el piano y me recuerda más a Jimi Hendrix. Charly habla la música, ejecuta la música en cada uno de sus movimientos. Se pone en evidencia el don de su oído absoluto (perfect pitch). Toda la música, todos los acordes y melodías ya están en la cabeza de Charly desde antes de su ejecución. (Charly y Jimi se hubieran entendido a la perfección).
VIII
Las canciones nuevas son enormes y frescas. Esa noche entendí cada uno de los versos, hoy recuerdo sólo uno: "No importa la revolución…." Y cuando dijo eso me acordé de "Cerca de la revolución" de Piano Bar. Sentí que esta nueva canción era la continuación de esa vieja canción pero hoy, 30 años después, la utopía ya ha muerto. (Apunto que el verso que cito parece no estar en la versión final de "Kill Gil".)
IX
Charly deja la guitarra y empieza a tocar el piano eléctrico. El artista se me aparece como un 'pequeño Beethoven'. El niño prodigio que terminó el conservatorio a los 15 años. Se me hace evidente que no hay otro lugar 'en el mundo' donde Charly se sienta más cómodo que frente a un piano. Sólo allí Charly pareciera estar completo y a sus anchas, dándole rienda suelta a todo el rango de su afinación absoluta y a todo su genio. Alrededor suyo, encima suyo, la gente se agolpa para obtener el mejor ángulo, otros aun más irrespetuosos ofrecen alcohol y cigarros a Charly, quien los rechaza violentamente con sus manos. Sus manos y sus dedos han pasado tantas horas sobre el teclado que ya están deformadas. Las falanges de sus dedos parecen dislocadas. No es por la artritis sino por el incesante caer del peso de la mano cayendo una y cien millones de veces sobre las teclas. La pintura de sus uñas está descascarándose. Unas van de negro, otras de rojo. La visión de sus manos me da miedo. Cómo será la visión de su alma? Quiero decir…Cómo será ver su alma cara a cara? Charly ha dicho alguna vez que sus enemigos están en su familia: "A mí me internaron dos veces. Me pegaron, me inyectaron de todo, me hicieron mierda. Eso lo hace un enemigo, y mi vieja fue la que aceptó y promovió todo." Hay amargura. Ciertos genios en la Historia de los Genios han tenido que pasar por infiernos terrestres. Traumas que quedan allí, materia prima para los discursos dramáticos. (Dicen que Antonin Artaud se rehusó a ser sicoanalizado por temor a perder sus impulsos creativos). A veces esas marcas te llevan a vivir al borde, y así imagino la vida de Charly, al borde, al borde de sí misma. Y entonces recuerdo que alguna vez escuché a Charly decir que su reloj estaba siempre cinco minutos adelantado. O algo así.
X
Nos acercamos al final. Estamos todos cansados y Charly se da espacio para cantar un par de clásicos que sólo reconocí por la reacción que causó en ciertos miembros del público. Una de las chicas que ya estaba llorando estalló en una suerte de 'sobre marcha' de llanto, como que superpuso a sus lágrimas y sollozos otras lágrimas y otros sollozos. Otros incluso tararearon la letra. Intensos últimos momentos. Un pequeño regalo de Charly, supongo. Un premio al esfuerzo. Ni siquiera sé que canción era, no pude reconocerla o no la conocía, pero fue sublime. Ahora sí, ahora sí que Charly canta la última. No hay bis. Estamos satisfechos. Charly se levanta y empieza abrirse paso entre el escaso público. Pasa por mi lado y pienso… Es fucking Charly García!!! El padre del rock latino, uno de los mejores cantautores que han nacido en Sudamérica!!!… A esa altura de la noche todo aparece como visto a través de un lente y yo quería sentir algo más, me hubiera gustado dirigirle la palabra en ese mismo momento pero las condiciones no estaban dadas. Charly está pasando por mi lado, quiero sentir algo más, no me atrevo a hablarle y entonces simplemente lo tomo del hombro. Es más que un toque. Yo aprieto su hombro y trato de imaginar que algo de él se traspasa hasta mí. Charly parece que me mira, pero tal vez no. Otros también tocan su cuerpo. Todos quisiéramos llevarnos un pedazo de él. Me pareció comprender, vivir, lo que significa que un artista sea adorado por su público.
XI
Salgo del local a la semivacía Calle Seis. Todo sigue igual, como si nada hubiera pasado. Cada quién se ocupa de lo propio y poco importa el resto. No importa la vida privada de los bares trasnochados y la relevancia de los hechos está en la mente de los espectadores. Volver a la calle significa un poco volver a la realidad, donde las cosas importantes son las urgentes: debo caminar rápido para alcanzar el tren para llegar a casa para comer algo para poder dormir para ir a trabajar mañana para tener dinero para pagar la renta para poder vivir en un lugar… Me acordé de esa escena de "Blow up" de Antonioni donde el protagonista entra a un concierto de rock (Yardbirds) y rato después se enrosca en una pelea por obtener un trozo de la guitarra destruida de Jimmy Page, mismo trozo que, minutos después y en el contexto del mundo exterior de la cuidad, pierde su sentido especial y termina siendo lazado junto a la cuneta. Puede que un efecto parecido me haya ocurrido. Pero levemente. Más que nada me llamó la atención la diferencia entre los significados del 'allá adentro del local' y del 'acá afuera en la calle'. Ahora pienso que hubiera sido lindo que Charly destruyera su guitarra esa noche. Me imagino lanzándome al suelo para quedarme con un trozo. Yo habría guardado ese trozo.